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domingo, 16 de mayo de 2010

Globo orejas de conejo




El otro día fui a una plaza para ver si existen todavía los globos con orejas de conejo.
Eran mis favoritos. De colores opacos: cabeza fucsia y largas orejas violeta. O viceversa. Con los ojos y bigotes dibujados en negro. Eran los únicos con carita y en Bahía Blanca solo se conseguían en el Parque de Mayo.
A la salida de los cumpleaños con la bolsita de chiches de regalo siempre te daban un globo. Y en casa empezaba la intervención dibujando ojos, pelo, anteojos y narices. Y los típicos juegos incansables de rebote. El globo nunca tenía que tocar el piso.
Qué impresión violenta. Golpe al corazón si se reventaba. Era un suicidio inexplicable. Y se consideraba un asesinato si álguien había tenido la culpa.
Después vinieron los brillantes globos metalizados que se podían conseguir en cualquier Shopping. Y los transparentes o perlados que se ven en algunas fiestas eventosas.
Pero como dije al principio, el otro día fui a una plaza, de las que tienen calesita y pochoclos y manzanas acarameladas para ver si existían los globos con orejas de conejo. Y no encontré. Tampoco encontré al vendedor de globos. En su lugar había un vendedor de muñecos inflables disfrazado de Hombre Araña.




corto con música de Jack Pontes , imágenes de Le Ballon Rouge .1956. Albert Lamorisse.