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sábado, 11 de junio de 2011

Otoño




Camino por las veredas de Villa Crespo hacia la panadería, y no puedo evitar mirar las hojas en el piso.  Atardece, se está yendo la luz. Pero alcanzo a sacar tres fotitos.
Imagino la casa de Bahía Blanca, donde crecí. Y el jardín convertido en una alfombra crujiente.
Tengo una foto de cumpleaños con mi hermana. Sentadas en el piso, rodeadas de una multitud de hojas.
De chica miraba esa foto y me parecía que estábamos sentadas sobre una tonelada de papas fritas.
Entonces, de vuelta a casa, con la bolsita de las facturas en la mano, mis pies muerden y aplastan y quiebran cada montoncito que veo. Y el ruidito es igual y la sensación la misma.