
Estoy perdiendo mi letra de tanto no escribir.
Mi maestra de primaria, la señorita Nené, me enseñó a escribir en una cursiva redonda, amistosa y prolija. Mi letra en manuscrita, era tímida, nimia, chiquitita. Y no se sentaba en el renglón. Flotaba en el espacio en blanco. Quedaba suspendida en el aire.
En el secundario me rebelé. Comencé a mezclar IMPRENTAS y cursivas.Me adueñé de las letras. Formé mi personalidad.(Después descubriría que muchos suelen hacer lo mismo).
En la Facultad, la velocidad al escribir, al tomar apuntes, hizo que mi letra se perfeccionara. Las notas quedaban prolijas, y mi letra seguía ahí, chiquita y combinada. Siempre legible.
Ahora, todo lo escribo con la compu, dejé casi, de escribir a mano. Y cuando tengo que escribir una nota, o algo que se me ocurrió en un papel o en un cuaderno, esa letra no es mía. Ésa no soy yo. La perdí.
Es la letra de esa extraña que habita en mí.
FOTO: FRAGMENTO DE DIARIO DE 1990.