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martes, 25 de enero de 2011

Pelopincho

Extraño el olor a cloro en la piel. Y los ojos rojos vidriosos de aguantar, hasta explotar, la respiración debajo del agua.
Extraño el panzazo, el resbalón traicionero del plástico del fondo, el raspón de los caños. El latigazo del agua y de los golpes. Porque no importaban. No importaba nada.
Extraño los ataques de risa y la boca tan abierta que tragabas tanta, pero tanta agua que no te daba vergüenza escupirla. Y esa animalada, de ganas, de energía, de seguir jugando, estallando de pura felicidad, detonándote contra el agua.
Y la merienda fresca: gelatinas, galletitas con paté, jugos de colores o Nesquik (Vascolet le decía mi mamá).
Y claro que extraño, además, los pies en el pasto -no césped-.
Esa sensación...



Publicidad Pelopincho.
Foto del libro Surtido.
Editorial Del Nuevo Extremo.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Si, yo también. Qué lindos recuerdos! Beso! Patry.

Barbara in Oregon dijo...

Encima de que una ya es adulta y no se anda dando panzazos, acá es invierno. Qué manera de transportarme en todo sentido!Gracias.

ojos de suri dijo...

Patry,qué bueno, besotes!

Bárbara, que alegría me da lo que me contás, besos!